sábado, 10 de enero de 2009

Terrorismo y sectarismo


Versió en català: http://esperantelsbarbars.blogspot.com/


Vamos a excluir del ámbito de este análisis a los grupos terroristas de carácter religioso. Sería una estupidez reflexionar sobre el sectarismo como forma de actuación de grupos que ya son, por definición, sectarios, entendido sectario en la acepción de organización dogmática.

Lo que quiero colocar bajo el microscopio es la estructura de razonamiento de quienes siguen matando, aún cuando sus objetivos pueden ser alcanzados por medios no violentos. (Y vamos a excluir también comportamientos patológicos ya que, si bien algunos casos sin duda obedecen a factores psicológicos (o psiquiátricos). Yo parto de la base de que quien asesina a sus semejantes por ideología no tiene una motivación sádica.

Y entonces, ¿cuáles son los motivos que empujan a alguien a matar por un ideal? Descartados los motivos clínicos, y descartados así mismo los casos e que una dictadura o una invasión extranjera puedan darle cobertura política, no nos queda más explicación que la sensación de enjaulamiento ideológico, en el convencimiento de que de otro modo no podría alcanzar sus objetivos políticos. Y ¿cuánto de culpa tiene en ello el estado al que ataca, y cuánto de culpa la sociedad? Se me antoja meridiano que en lo que no confía el terrorista es en la población por la que se postula, ya que si tuviera su respaldo (o de una parte cuya significación cuantitativa fuera suficiente en las instituciones) sin duda podría plantear sus aspiraciones de forma no violenta y así aumentar democráticamente sus expectativas de éxito.


Porque si lo que hacen es reclamar que se asuman de inmediato sus objetivos políticos y no el mero derecho a proponerlos, es que obvian la voluntad de la ciudadanía. Esa es una actitud fascista (aunque ahora que los fascistas usan esa expresión, junto con la de nazi, para calificarnos a los demócratas, pierde credibilidad. Pero la sigo creyendo ajustada al caso.)

Y entonces ¿qué es lo que le pasa por la cabeza a un asesino ideológico momentos antes de matar? ¿Creerá que ese asesinato no denigra sus ideales? ¿Qué el enemigo rendirá sus ejércitos al día siguiente, presa del miedo? Que matando al pueblo que dice defender se acerca a sus objetivos estratégicos? Es lo más parecido a creer que un platillo volante vendrá a salvarnos… Es una idea absurda, contradictoria, ajena al sano juicio, vinculable sin duda, en cuanto a sus objetivos (que sólo él terrorista percibe alcanzables), en cuanto a sus métodos, y en cuanto a la encarnación del dogma como único valor, a una secta de cualquier tipo. Nada es mas importante que la patria, que el líder, que la fe, que la revolución, que dios, que… Es exactamente el mismo comportamiento irracional.

Y ¿qué busca el terrorista con los asesinatos? La única opción razonable sólo puede ser una: extender el terror, no entre el enemigo, sino entre sus propios ciudadanos, entre la población por la que pretende luchar. Su dominación por medio de la violencia. Forzar por el temor su adhesión inquebrantable a la causa (y a sus métodos, enquistados en la propia definición del proyecto), con su núcleo ideológico forzosa y completamente dogmático (de ninguna otra forma que mediante el dogma, el acto de fe, puede plantearse su lucha) ¿Porqué no se da cuenta en ese momento de que la violencia ha suplantado al juicio político porque lo ha pervertido necesariamente, vaciándolo de la indispensable capacidad crítica que define y justifica cualquier acción política? Porqué no puede hacerlo sin plantearse la finalidad misma de su vida y de su misión sagrada en la tierra….

Y porqué, llegados a ese punto de irracionalidad, lo que necesita (huyendo de la reflexión) es la reacción visceral a la que nos tiene acostumbrados el estado cuando los sentimientos substituyen al razonamiento político. Represión, ilegalizaciones, cierre de periódicos, anatemización de consultas populares, detenciones indiscriminadas. Cree demostrar su poder, pero lo que se percibe es miedo.

Más combustible para un fuego que no hace otra cosa que retroalimentarse mutua e interesadamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario