sábado, 10 de enero de 2009

Déjà Vu

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Es inquietante reflexionar hoy sobre política internacional para darse cuenta de que viejos comportamientos se reproducen de forma cíclica.

Hace tres cuartos de siglo, el incendio y derrumbe del Reichstag en Berlín, en un atentado de dudosa autoría, pero que en la época parecía claramente terrorista provocó que el presidente de Alemania dictase en 1933 lo que se conoció como Decreto del Incendio del Reichstag, que cortó de raíz las libertades de la época en aquel país, concediendo amplios poderes al estado sobre el individuo. Hace siete, el incendio y derrumbe de las torres gemelas en Nueva York, en un atentado de dudosa autoría pero que en la época se percibe como claramente terrorista, ha dado paso en octubre de 2001 a la Patriot Act, que limita profundamente las libertades ciudadanas en los actuales USA, concediendo amplios poderes al estado sobre el individuo.

Ese fue el inicio de una escalada bélica en que Alemania i sus países aliados (Italia y Japón como principales, pero también muchos otros en el escenario como Irán o Tailandia, que se inició con la invasión de Polonia, sin previa declaración de guerra, a fin de aprovechar sus recursos para la nueva Alemania imperial. De igual modo, hace cuatro años los USA y sus países aliados (los firmantes de Las Azores, pero también otos tan exóticos en el escenario como Mongolia o El Salvador), iniciaron la invasión de Irak, sin previa declaración de guerra, a fin de aprovechar sus recursos para el nuevo imperio del capital global.



De la derrota de la aventura bélica germánica resultaron, entre otras, tres consecuencias: En primer lugar, la expansión y fortalecimiento del comunismo, con un núcleo estalinista en Rusia, como referente i un racimo de dictaduras a nivel mundial. Dos bloques enfrentados a mayor gloria del complejo industrial militar. De la anunciada derrota de los USA en Oriente Medio resultará la expansión y fortalecimiento del islamismo radical, con un núcleo en la región de Irak, Irán, Afganistán o Pakistán, y un racimo de teocracias mahometanas a nivel mundial. Dos bloques enfrentados a mayor gloria del complejo industrial militar.

La segunda fue un cambio en el mundo, con la descolonización de África y Asia, que resultaron en definitiva beneficiadas por el conflicto. De éste saldrá fortalecida sin duda el Asia emergente, China y India principalmente, que se convertirán en las potencias mundiales indiscutibles del segundo tercio del siglo XXI.

Y la tercera a analizar es la que llevará a los gobernantes y militares americanos ante el Tribunal de La Haya, a imagen y semejanza de los juicios de Nüremberg. Y no estaría de más que les acompañasen miembros de los sucesivos gobiernos israelitas y muchos líderes de organizaciones de resistencia palestina, así como los terroristas de Al Qaeda, autores y justificadores de matanzas de inocentes.

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