domingo, 11 de enero de 2009

Lenguaje, pensamiento, dominio.

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En primer lugar, fijemos como dato de inicio que el análisis que se presenta en esta entrada tiene su fundamento en la filosofía chomskyana, en el sentido de considerar que la capacidad para adquirir el lenguaje es innata, configurándolo como la piedra angular que orientará la organización de nuestra percepción y pensamiento. Por tanto, nos basaremos en el axioma de Chomsky según el cual la lengua modela el pensamiento.

De ello podremos colegir, sin duda, que el lenguaje condiciona de forma absolutamente determinante nuestra visión del mundo y nuestra relación con el mismo. Nos formamos nuestra propia idea de lo que nos rodea a partir del pensamiento que nos ha proporcionado el lenguaje y es a partir de ese instrumento intelectual que interactuamos con nuestro entorno. El lenguaje es el arma del que nos serviremos también para relacionarnos con las demás personas que conforman nuestra vida social.
No es difícil deducir que, en ese marco de relaciones interpersonales, nuestro lenguaje, que ya hemos conceptuado como el origen de nuestro pensamiento, se norma específicamente para un fin social, constituyéndose en lengua como una de sus manifestaciones. Por tanto, esa lengua debe forzosamente condicionar, por su propio origen, el pensamiento social y, especialmente, el pensamiento político. Si lenguaje condiciona el pensamiento, la lengua, como instrumento derivado, determina nuestra forma de ver el mundo. El ejemplo de la manera que tienen los inuits de relacionarse con su medio físico (y social derivado del mismo) se traduce, por ejemplo, en la riqueza de su idioma para describir esa realidad (en cuanto a la nieve, al hielo, etc.…) Por tanto, la lengua inuit condiciona a sus hablantes para una determinada concepción del mundo, alejada de la que tiene de su mundo un hablante de maya. Distintas lenguas, distintas concepciones, distintas estructuras lógicas de interactuación.

Desde esa concepción resulta fácil ahora definir al idioma como una de las armas más efectivas de dominación social. Imponer tu lengua a otro en substitución de la suya significa la forma más efectiva de conquista. No sólo le impones tu visión, sino que le despojas del instrumento que le permite tener la suya propia, o cualquier otra distinta a la tuya: Le obligas a pensar bajo tus premisas mentales. Y con la desaparición de ese idioma se pierde irremediablemente una de las formas que teníamos los humanos para describir el universo y nos volvemos, todos, más pobres para siempre.

1 comentario:

  1. MUY BUEN RESUMEN ACERCA DEL PENSAMIENTO Y EL LENGUANE, CLARO , CONCRETO Y PRECISO

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