sábado, 10 de enero de 2009

Liberación sexual y evolución

Versió en català: http://esperantelsbarbars.blogspot.com/


El objetivo de la presente entrada es encender una nueva luz sobre el proceso femenino de liberación (tan actual en términos de cronología histórica absoluta), entendido como transformación evolutiva humana, ni más ni menos.

Esta afirmación, a la que de entrada le admito un cierto aire de boutade, toma como punto de partida conceptos evolutivos referentes a los humanos como especie: La monogamia como estrategia de supervivencia y la sumisión femenina al macho como consecuencia (y permitidme utilizar esta terminología por cuestiones etológicas). Si bien autores como Desmond Morris (El mono desnudo), García Leal (La conjura de los machos) ya lo exponían desde hacía algún tiempo, es, en mi opinión, el primatólogo Frans de Wall (El mono que llevamos dentro. Tusquets Editores) quien lo aclara de la forma más entendedora para neófitos como yo. En definitiva, la monogamia aseguraba al macho la paternidad sobre las crías que debía defender de los depredadores y en la que debía volcar lo que en antropología se denomina inversión parental, es decir, coadyuvar a la carga de mantenimiento de la prole. Ésta es claramente una estrategia evolutiva, la que escogió nuestra especie, a diferencia de nuestros parientes cercanos, los chimpancés (cuya estrategia es el infanticidio de las crías ajenas en cuanto se apoderan de una hembra, o la de los bonobos (cuya promiscuidad sexual les lleva a no distinguir a su descendencia de las de los demás, por lo que los machos se desentienden absolutamente de ellas)

Analizando cual era el papel de la hembra es esa ecuación, es evidente que, si bien la estrategia (evidentemente) ha funcionado, ha sido en gran parte a costa del eslabón más débil. Aparte de otros esclavajes, el sistema reproductivo monogámico exige, a cambio de la crianza cooperativa, un control estricto sobre el comportamiento sexual de la mujer. Nuestra historia sexual ha sido exactamente eso, desde la religión, la política, la moral, o cualquier otra forma mayoritaria de control social. La dominación de un sexo sobre el otro.

Así, podemos afirmar que la monogamia no es un comportamiento cultural humano, sino que la evolución la ha grabado a fuego en nuestro ADN. Nacemos monógamos y las consecuencias de esta herencia las paga la mujer durante toda la vida, en forma de sumisión al macho, al orden social.



Es por eso que los movimientos de liberación femenina son tan revolucionarios. Porque no cambian sólo el papel histórico de la mujer en la sociedad humana, sino que cambian incluso la base evolutiva de nuestra especie. Y, tras centenares de miles de años, hoy podemos vivir este episodio, que se me antoja trascendental (que trasciende nuestra historia y cambia nuestra propia huella como especie).

El acceso de la mujer a los estamentos de toma de decisiones y, sobre todo, lo que de ello se ha desprendido; la revolución sexual, el derecho a escoger libremente pareja, de abandonarla sin que ello le prive de poder criar a sus hijos, su emancipación emocional, su autosuficiencia económica, su lucha en sí de forma singular, la libera de la carga evolutiva que la ha acompañado desde el inicio de los tiempos (literalmente, en términos antropológicos) Y aún sabiendo que los cambios no se producen en todas partes, ni para todo el mundo, ni de la forma adecuada, si que colegiremos que el proceso no admite marcha atrás.

Éste es un triunfo que, de una parte, demuestra empíricamente que nuestra especie sí es capaz de avanzar y mejorar. Que la evolución darwiniana, a pesar de que parece limitada por falta de metas de adaptación física con el entorno (como bien señala el profesor Eudald Carbonell) , sí puede en cambio avanzar por otros territorios, determinados ahora por adaptaciones al entorno social que, a la larga, también adquiriremos de nacimiento.

Y de la otra, que a pesar de que en un logro de toda la especie sapiens, el papel que hemos interpretado los hombres en el proceso ha sido, como máximo y en el mejor de los casos, el de espectadores que se apartan para no molestar.

1 comentario:

  1. genial tu texto te he copiado la foto gracias y te espero en mi blog
    un besos

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